¿Qué es la belleza? Lo encontramos en las personas, los paisajes, la naturaleza, la música y el arte. ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando percibimos la Belleza? ¿Por qué, sea cual sea la forma en que la experimentamos, ya sea a través de la vista, el olfato, el gusto, el tacto o el oído, la belleza siempre nos hace sentir una forma de placer atribuible a la «belleza»?
Artistas, filósofos y científicos han intentado a lo largo de la historia dar una definición a la Belleza sin conseguirlo definitivamente.
Aunque nuestro sentido estético es tan antiguo como la historia de la humanidad (nunca ha habido una población humana que no haya desarrollado alguna forma de sentido estético), las antiguas teorías de la experiencia estética tendían a separar la Física de la Metafísica de la Belleza. Es decir, separaron la experiencia sensorial -Física- (lo que el cuerpo percibe a través de los cinco sentidos) de la idea de estética -Metafísica- (la conceptualización de la belleza que responde a reglas de simetría y armonía).
En el mundo griego, concretamente, la idea de la Belleza se consideraba desde el punto de vista de la Metafísica, es decir, de lo que está más allá y en la base de la Física. La idea metafísica de la belleza hunde sus raíces en el pensamiento filosófico de Pitágoras primero y de Platón después. La forma o idea de la belleza, más allá de la experiencia de los sentidos, correspondía a los números, el orden, la simetría, la proporción y la armonía.
La idea de la belleza era, por tanto, rastreable hasta las fórmulas matemáticas. Como es sabido, a la entrada de la Academia Platónica se encontraba la frase: «Sólo pueden entrar quienes hayan estudiado geometría».
En general, la fórmula matemática griega más famosa que transmitía la idea de Belleza era la
Proporción Áurea: 1,618 la Divina Proporción, también estrechamente vinculada a la secuencia numérica de Fibonacci. En la naturaleza, esta proporción se repite en todas partes: desde las galaxias en espiral hasta las plantas, desde las conchas hasta los pétalos de las flores y las alas de las mariposas. La Sección Dorada influye no sólo en la forma en que percibimos la naturaleza, el arte y la arquitectura, sino también en la forma en que nos cuestionamos a nosotros mismos.
Más tarde, sin embargo, Aristóteles renovó la idea de la experiencia estética. Aunque la belleza seguía siendo una cuestión de odina y medida, la forma ideal de la belleza ya no podía distinguirse de la materia sensible. La física no puede separarse de la metafísica. La imposibilidad de separar el plano de la idea del de la experiencia concreta de la belleza constituyó el elemento esencial de la concepción moderna de la Belleza.
En esta línea, la teoría de la estética evolutiva de Charles Darwin hizo una verdadera revalorización de la dimensión corpórea de la Belleza. Para Darwin, el sentido de la estética no sólo desempeñó un papel fundamental en la evolución estética de la especie, sino que, en concreto, llegó a moldear nuestra apariencia física, según las preferencias estéticas que eran útiles y ventajosas en términos de adaptación. La naturaleza nos ha dotado de la capacidad de percibir la belleza para sobrevivir, prosperar y evolucionar.
Somos creados por la Belleza, somos moldeados por ella, nos mantiene vivos: por eso nos impulsa a buscarla y crearla a su vez. Es una tensión innata para transformar el mundo en belleza.
Sólo recientemente, los estudios neurológicos sobre el sentido estético han demostrado cómo la idea metafísica y física de la belleza son una sola en la experiencia de la belleza.
¿Qué le ocurre a nuestro cerebro cuando disfrutamos de una obra de arte o escuchamos una pieza musical? ¿Cuál es la relación secreta entre el sentido estético y las matemáticas (o, citando a Platón, la idea de belleza)? Parece que el cerebro humano es capaz de reconocer formas y proporciones matemáticas que pueden vincularse concretamente a la experiencia corporal de la belleza.
Según una investigación realizada por el neurocientífico Semir Zeki, profesor del University College de Londres, la raíz objetiva de la belleza es reconocida por todos. Utilizando tomografías y resonancias magnéticas, ha demostrado que cuando experimentamos la belleza, ya sea en la música, el arte visual, la arquitectura, las matemáticas o la belleza física, siempre se activa una parte específica del cerebro: el córtex orbitofrontal medial, como centro del placer emocional.
Los resultados de esta investigación son muy interesantes porque demuestran que tanto la belleza metafísica como la física están relacionadas con la actividad de una parte del cerebro humano. Esto confirma, en cierta medida, las antiguas teorías griegas que consideraban que la belleza, Kalos, significaba tanto la belleza metafísica como la física.
y la belleza física. La experiencia de la Belleza activa, de hecho, la parte del cerebro que reacciona a los estímulos sensoriales y las partes del cerebro adecuadas para los procesos cognitivos e intelectuales (por ejemplo, en la resolución de problemas matemáticos). Aquí volvemos al vínculo entre la experiencia de la Belleza y la Sección de Oro.
La belleza es en parte racional, en parte emocional, en parte aprendida, en parte instintiva, psicológica, científica y artística. El estudio de la belleza desde un punto de vista científico y artístico siempre ha dado lugar a nuevas ideas y descubrimientos. Cada vez parece que estamos más cerca de la respuesta definitiva. Pero esto nunca es así. Siempre tenemos que ir más allá. El estudio de la Belleza está en constante evolución y desarrollo para que la búsqueda siga siendo tan eterna como la propia Belleza, en un viaje que nunca se detiene, un viaje eterno.
En efecto, a lo largo de la historia del arte ha habido numerosos ejemplos de la Sección Dorada, desde el Partenón de Atenas hasta el Nacimiento de Venus de Botticelli, desde el Hombre de Vitruvio hasta la Gioconda de Leonardo Da Vinci, por citar sólo algunos, hasta las obras creadas por el arquitecto y artista venezolano Rafael Araujo, como una espléndida fusión de arte, matemáticas y ciencia.
(Imagen tomada de www.rafael-araujo.com; autor de la imagen Rafael Arujo).